Intel fabricaba memorias a gran escala. A mediados de los 80 los fabricantes japoneses iniciaron una ofensiva reduciendo el precio de sus productos que competían directamente con Intel. Esta ofensiva fue exitosa ya que Intel perdió 173 millones de dólares en 1986.
En esta situación de gran dificultad el presidente Grove tuvo que cambiar la dirección de Intel de forma repentina. Para ello formuló la siguiente pregunta a Gordon Moore; » Si nos echaran y el consejo trae un nuevo presidente, ¿qué crees que hará? Moore respondió «El nuevo presidente sacaría a Intel del negocio de memorias». Esto fue lo que hizo Grove sin tener que esperar a que lo echaran.
De esta forma Intel aprovecho sus recursos hacia la fabricación de microprocesadores y debido a ese cambio repentino de timón hoy Intel es sinónimo de procesadores.
Se puede extraer de este suceso que cualquier actividad que tenga innovación y riesgo requiere de la flexibilidad para cambiar. En ocasiones es necesario hacer un cambio de objetivos a largo y corto plazo por un cambio en el entorno y las personas que lideran las organizaciones deben de tener la capacidad para efectuarlo sin aferrarse al pasado.